viernes, 30 de mayo de 2008

ANGELITO NEGRO

Eduardo Moreyra, 50 y pico, jefe de Espectáculos de Diario Popular, varias décadas de carrera. Para su familia es “Edu”. Algunos íntimos prefieren un cariñoso “Negro”. Quienes tuvieron la “suerte” de compartir una redacción con él no dudan: “Sorete”.

Desde que le dieron el cargo de jefe se le subieron los humos a la cabeza de manera tal que harían palidecer la quema de pastizales en el Delta. O él entendió mal. Quizá quién entendió bien fue el que alguna vez lo definió con un terminante: “como redactor es un excelente jefe de personal”. La definición resultó, lamentablemente, a la medida.

Y eso que toda su vida supo hacer un culto del refrán “los últimos serán los primeros”. ¡De verdad! Es el último en llegar y el primero en rajarse! Quizá porque ser eficiente lo agota. Basta mirar las fotos para comprender que esas siestas reparadoras que se manda son harto necesarias y por demás justificadas.

Los subordinados de este verdadero angelito negro guardan el mayor silencio y evitan molestarlo, y/o despertarlo. No debería extrañarle a nadie. No es que le cuiden las espaldas, es pura y exclusivamente porque, créanlo, estos son los únicos momentos en que no está cagando a alguien.

El problema es que ronca. ¡Y no saben cómo! Claro, así..., cómo la tarde no se le va a hacer corta. En el poco tiempo que le queda disponible se tiene que ocupar de preguntar en Portería a qué hora llega cada compañero, de cambiarle los francos y horarios al que tenga en la mira por lo que se le ocurra y de ver si puede echar a algún otro por algún motivo que, seguro, ya se le va a ocurrir. Total, la empresa es la que paga.

Su última gestión terminó, este martes 27, con una compañera internada de urgencia en el Hospital Fiorito presa de una crisis de nervios. Al eficiente jefe de “Espectáculos/Personal” parece que no le explicaron que todo trabajador con parte de enfermo tiene derecho a reserva de su puesto de trabajo. La compañera se reintegraba ese día después de varios meses de recuperación tras una seria intervención quirúrgica y el no tuvo mejor idea que decirle que no la precisaba y que fuera a Gerencia para que le asignaran una nueva labor.

Lo increíble de todo esto es que se podría haber evitado: las actitudes mencionadas fueron denunciadas en el Ministerio de Trabajo hace meses, pero la Dirección del diario prefirió avalar al jefe y hacer oídos sordos. Ahora son igual de responsables. O más. Algo que tendrá que resolver la Justicia.

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